Han

Cuando nosotros pensamos ir a visitar para entrevistar a dos Maestros Divinos, a Huang y Han, con la particularidad de que llegar al lugar favorito de Han era más fácil, Yo Le pregunté a Él:

—Vamos a visitarte mañana. ¿Nos recibirás?

—No —contestó—, ¡según la antigüedad, deben ir primero a Huang!

Así que, ayer visitamos a Huang. Y día hoy, por la mañana, —al amanecer— nos instalamos alrededor de una hoguera cerca del Mahadoble de Han.

No hay viento. Estamos en un bosque de abetos y abedules. Una bandada de carboneros está piando entre las ramas. El humo blanco de nuestra hoguera flota en lo alto y se disuelve en el aire sobre el fondo del cielo azul y las nubes blancas.

Pedimos a Han que relate sobre Él, sobre los métodos que Él usaba para lograr la Perfección. Pues, hasta ahora, supimos sobre Él y sobre Huang sólo que ambos son de China y que lograron la Perfección en la tradición taoísta. También pedimos a Han dar recomendaciones para nosotros y —a través de nosotros— para otras personas encarnadas.

Han contesta:

—¡El silencio de la mente! ¡Cállense todos cuyas mentes ya son desarrolladas! ¡Sólo entonces podrán abrirse los abrazos del corazón espiritual, y luego —al encuentro con éstos— los Abrazos del Padre Celestial!

»¡Con los brazos de amor abracen todo lo viviente en la Creación y luego a Tao!

»De esta manera Yo transité el Camino entero, así como cada uno de Nosotros. De la misma manera Yo guié en Mí cada uno de ustedes, de los que ya “se ponían el sombrero de Don Juan” y de los que no, pero van a ponérselo mañana.

»¡En todos los tiempos, en todos los continentes de la Tierra y en todos los países, sólo una estrategia acerca radicalmente las almas virtuosas a Mí: es el silencio de una mente desarrollada!

»¡Cuando la mente desarrollada se ha callado, sólo entonces en tal cuerpo y a través de tal cuerpo Yo empiezo a hablar!

»¡Yo dejo entrar en Mí sólo aquellas almas desarrolladas cuyas mentes aprendieron a estar calladas! ¡Entonces es suficiente que esté sólo la Única Mente! ¡La otra mente estorba!

—Puedes contarnos ¿cómo Tú Mismo te desarrollabas?

—En ese mismo silencio sucedía el florecimiento de Mí como una flor.

»En condiciones muy favorables Me criaba Mi Maestro. ¡Era Huang!

»Un jardín, los estanques con lotos… Era Su ashram de Tao.

»¡La teoría de la cultivación de “la flor dorada” fue formulada por primera vez precisamente por Huang! Tú leíste estos pensamientos hace muchos años en las hojas de mecanografía de “Samisdat”*. Su título era: Misterios de “la flor dorada”. Aunque, estas ideas llegaron a ti en la versión muy tergiversada por los traductores.

»La esencia del tratado era la siguiente:

»La corola de “la flor dorada” es un anahata desarrollado.

»Su tallo es la parte que va a la Morada de Tao.

»”La flor dorada” crece con las raíces en Tao.

»Y “el bulbo”, como el del tulipán, se forma allí. Y a esto “bulbo” hay que pasar con el anahata con los brazos.

»Y luego —como tú ya sabes— un “bulbo” individual se une con los “bulbos” de todos Aquellos Que están Allí. Allí hay sólo un “Bulbo” para Todos. Es infinito en el espacio y tiempo. Y Éste es Tao.

—Si, Te agradecemos. Todo esto está claro para nosotros. Dinos, por favor, ¿por qué Te has establecido ahora en Rusia?

—¡Pero Yo te criaba! ¡Tú lograste la Perfección, incluso, gracias a Mí, gracias a Nosotros!

—¡Te agradezco, querido Han! ¡Pero, por favor, no no consideres que mi desarrollo ha concluido! ¡Yo estoy muy descontento conmigo mismo! ¡Y sé que tengo que desarrollarme aún más! Con la particularidad de que sé los pasos siguientes que debo hacer.

—En la próxima primavera dominarás todos los niveles proyectados.

—Han, cuéntanos por favor, algo valioso para las personas encarnadas, algo de Tu pasado, por ejemplo, ¿cómo aprendías de Huang?

—Yo buscaba a un Maestro Inmortal* de Tao que Me mostrara el camino.

»Yo vi a muchos. Todos ellos decían que conocían la verdad, que sus métodos permitían lograr la inmortalidad. Sin embargo, Yo no confiaba en su competencia y Me iba.

»Una vez Me quedé para descansar cerca de un arroyo. A lo lejos se veía un monasterio adonde Yo iba.

»Un hombre se Me acercó y pedió permiso para sentarse a mi lado. Su cuerpo estaba lleno con una tranquilidad fluida y suave.

»Él Me preguntó adonde Yo iba.

»Yo Le contesté que busco a un Sabio que pueda enseñarme cómo conocer a Tao.

»Huang (este era Él) dijo:

»—¡Así tú nunca encontrarás lo que buscas! ¡Debes buscar no a una persona, sino a Tao! ¡Y sólo entonces Tao será tu guía y te traerá a la Meta!

»—Gracias por un consejo sabio —Yo contesté—. Pero dime entonces: ¿a qué dirección debo ir?

»—¡Debes irte no a lo lejos, sino a lo profundo! Tao es lo Sutilísimo, Éste permanece en la profundidad debajo de todo. Está por todas partes. Cuando dominas la calma de la mente, sólo entonces verás el Camino que puede ser conocido precisamente por el corazón.

—Yo entendí que no sabía adónde ir. Así Me convertí en un discípulo de Huang.

»Luego durante mucho tiempo Yo estaba en el error de que Huang Mismo no sabía las respuestas a las preguntas que nos hacía a nosotros, a Sus discípulos. Sin embargo, Él simplemente nos acercaba al umbral de cada nuevo descubrimiento, pero cada uno de nosotros tenía que moverse más allá sólo a costa de nuestros propios esfuerzos.

»Durante mucho tiempo Yo vivía así, sin ver Su Grandeza. Su sabiduría era… silenciosa.

»Solamente más tarde, reconociendo en las meditaciones Su sonrisa mansa y ternura suave, Me di cuenta de Su Unidad Universal con Tao.

»Él ayudó a muchas personas, incluso a Mí, a conocer esta Gran Unidad.

—¿Qué aconsejarías a aquellos que quieren aprender a controlar su mente?

—La calma de la mente se logra a través de aceptar las lecciones que Yo doy.

»Acostumbren a sus mentes a respetar cada vida.

»Y enseñen a sus mentes lo que es gratitud. La mente agradecida es humilde y obediente. En una mente agradecida nunca crecerán las semillas de orgullo; una persona agradecida nunca se enorgullecerá.

»¡Enorme es el trabajo e infinita es la paciencia con los cuales el Océano de Tao cría durante los siglos a cada alma! ¡Inmensurable es el Poder de Amor de Tao que alimenta a cada vida!

»En sustancia, un hombre no puede ser orgulloso de nada. Todo lo que él logra, sea en los asuntos mundanos o en la búsqueda espiritual, es el resultado de los esfuerzos de muchos y no sólo de él. Él recibe el conocimiento de los libros, de otras almas encarnadas o no encarnadas, de la variedad infinita de la vida en la Tierra. Y detrás todo esto, está el Gran Creador, Quien creó el cielo y la Tierra y todo lo viviente. ¡El hombre usa los regalos del Padre Celestial, y los esfuerzos que él hace para su desarrollo correcto, como un alma, son una contribución muy pequeña comparando con Su Amor y Su Cuidado!

»¡El evento más grande en el universo es cuando un alma humana se abre para Tao! ¡Cada alma-flor es un tesoro inestimable para Mí! ¡Y, pues, no hay nada más importante que esto!

 

Tao Te Ching Huang Di Lao Tsé Huang Han