Huang

—¡Aclamo a las personas que viven no para ellas mismas, sino para Dios!

—Huang, cuéntanos, por favor, sobre Ti.

—Permítanme mejor hablar primero sobre un verdadero taoísta.

»Un taoísta es aquel que ha conocido la tranquilidad más que nada. Su mente desarrollada está silenciosa. Y Él está ocupado con la contemplación y creación del silencio insondable en que mora Tao.

»Un taoísta está conectado firmemente con Tao por lazos de Amor.

»El Camino de un taoísta es el Camino de la tranquilidad y de la beatitud. Su amor es inquebrantable, su fe es firme. Él experimenta en Sí Mismo la gran dulzura hacia la Creación entera, creada por Tao. Él jamás agraviará en vano cualquier ser viviente, jamás turbará la paz de cualquier criatura apacible.

»Tao llena el corazón de un taoísta perfecto, y un taoísta perfecto vive en la Morada de Tao. Vive irradiando la beatitud a todo lo existente alrededor.

»Un taoísta perfecto se vuelve Tao.

»Y ahora Yo quiero narrar sobre los métodos que fueron enseñados en la Escuela que Yo terminé en cierto tiempo.

»Todo el curso entero de aprendizaje fue dividido en tres niveles principales: a) el nivel inicial, b) el nivel del trabajo detallado con todas las estructuras energéticas del cuerpo y c) el nivel de transformación de uno mismo como una conciencia. El último nivel fue llamado también “el nacimiento del nuevo cuerpo”.

»La admisión al nivel inicial de la Escuela era disponible para todos. Fue aceptado cualquiera que tenga un deseo sincero de cambiarse a uno mismo para mejor. Este nivel incluía métodos para la limpieza inicial del cuerpo. A los principiantes enseñaron a entrar en los estados sutiles de la conciencia. Esto les permitía, por primera vez, conocer la Luz no material dentro del cuerpo. Ellos fueron enseñados a unirse con esta Luz y también “lavar” con Ésta el cuerpo, lo que llevaba a su saneamiento. La mayoría de los estudiantes quedaba satisfecho con tal nivel inicial de conocimiento y no pedía más.

»Sin embargo, había aquellos que aspiraban a cosas mayores, que deseaban recibir el conocimiento sobre las posibilidades subsiguientes de auto-desarrollo.

»Tales buscadores fueron siempre recibidos con alegría en la Escuela, pero los requerimientos para su admisión al aprendizaje subsiguiente eran bastante estrictos. Fueron escogidos sólo aquellos para quienes el adelantamiento por este Camino podría llegar a ser el propósito principal de la vida, aquellos que estaban dispuestos a sacrificar todo el resto, dedicándose sólo a esta meta.

»A estos estudiantes se les enseñaba a dominar estados cada vez más sutiles de la conciencia y dirigir la sublimación*. A ellos se les daban los métodos para aplicar más detalladamente la Luz sobre el cuerpo entero. Se prestaba atención especial a la limpieza completa de las estructuras energéticas de la cabeza. Como criterio de éxito sirvió el estado cuando el flujo de energía pasaba libre y naturalmente dentro del cuerpo entero, sin tropezar con obstáculos en su camino.

»En el tercer nivel pasaban al trabajo con “el Elixir Dorado”. Este término significaba nada más que la Luz dorada ternísima y sutilísima de Tao. El practicante aprendía a encontrarla en la Profundidad Primordial y tenía que acostumbrarse a Su estado, al estado de ser esta Luz. Él también aprendía a influir sobre el cuerpo con esta Luz. Bajo la influencia de la Luz Primordial las estructuras energéticas del cuerpo tenían que “quemarse”, “desaparecer”, para que dentro del cuerpo no se sintiera nada más denso que la Luz de Tao.

»Sin embargo, quiero que el que lea estas palabras entienda: el trabajo con la Luz Primordial o “el Elixir Dorado” —cualquiera que sea Su nombre— no debe reducirse sólo a influir sobre el cuerpo. El hombre debe cambiar a uno mismo como un alma, cambiar sus estados emocionales, en primer lugar.

»No tiene sentido hacer pasar flujos de energía de nuevo y de nuevo por el cuerpo con la esperanza que cuerpo se transforma milagrosamente, mientras el alma permanece tan grosera como antes. ¡Pues, el propósito de alquimia no consiste en transformar el cuerpo en la Luz Dorada, sino convertirse a uno mismo en la Luz Dorada de Tao!

»Tao es la Tranquilidad.

»Tao es la Beatitud.

»La inmortalidad es la Unión con Tao.

»Las tradiciones multiseculares viven en China. Éstas pueden ser olvidadas ligeramente, pero de nuevo vienen a la Tierra Aquellos Que restauran la Enseñanza sobre el Camino y sobre la Esencia beatífica del Plano Superior.

—¿Tú conociste a Lao Tsé?

—No. Yo supe de Su Enseñanza. Yo viví después de Él.

—Dinos, por favor, más sobre Ti, Huang.

—Cuando Yo vine a Mi última vida terrenal, no tenía ningún deseo no realizado del alma que requeriría la inmersión en los asuntos mundanos. Yo no buscaba ni gloría, ni riqueza, ni caricias de mujeres. Yo no tenía otra aspiración salvo la cognición de Tao. Yo vine a hacerme el Maestro de Tao, y precisamente esta intención, formada antes de la encarnación, Me guiaba desde la niñez temprana.

»Desde la niñez Yo vivía en un monasterio pequeño que era una perla de la sabiduría.

»Cuando Yo era un chico todavía, ya Me comenzaron a iniciar en la vida del Espíritu.

Huang muestra a Él Mismo: un niño con los bracitos ágiles y con una carita sonriente que irradia la luz. Él se mueve, trepa, da vueltas suave y fácilmente, pasa libremente al estado de la tranquilidad contemplativa profunda, sentándose cerca de los adultos sumergidos en la meditación.

—Mi libertad no estaba limitada por alguien; Yo exploraba el mundo alrededor, escalando las montañas cercanas, observando las plantas y otros seres.

»Las meditaciones de los adultos se volvieron para Mí las primeras lecciones del silencio interior. Conocí la tranquilidad a través del silencio de la mente sumergido en el “corazón Celestial”, el corazón espiritual. Éstas fueron las primeras meditaciones que Me enseñaron.

»Los relatos de Mis tutores sobre los Inmortales sirvieron como la materia principal para Mi pensamiento. Los tutores sabiamente incluían en estos relatos la historia y la ética, la psicología y las verdades sobre Dios.

»Cuando Yo crecí un poco más, los chakras y meridianos, los órganos del cuerpo y su estructura empezaron a ser los objetos de Mi estudio. Yo poseía la clarividencia, desarrollada en encarnaciones pasadas, y dominaba fácilmente el trabajo con las energías del cuerpo. Las energías chorreaban dentro de Mi cuerpo con los flujos de la luz dorada como los arroyos montañeses pequeños. Yo vi fácilmente cada meridiano y podía dirigir allí un flujo de luz.

»Cuando maduré más, la siguiente etapa importante para Mí fue el trabajo con el Fuego Divino. Yo aprendí a sumergirme en Éste en el núcleo de la Tierra a través de la estructura llamada “el tallo de la flor dorada”. Yo aprendí a ser este Fuego. La limpieza completa del cuerpo hasta los meridianos más pequeños fue hecha de nuevo por Mí en este nuevo nivel de la sutileza.

»El Fuego Divino emanaba ahora desde Mis ojos. O Yo podía pasarlo a través de los meridianos de Mis brazos para sanación. Yo veía fácilmente en los cuerpos de otras personas las partes afectadas y los meridianos obstruidos, donde la energía no podía pasar. Y podría lavar las energías oscuras o quemarlas con el flujo dirigido del Fuego.

»Me permitieron ayudar a los enfermos que venían al monasterio. Éstas fueron para Mí las primeras lecciones importantes de psicología: la habilidad de discernir a las personas. Pues, la sanación del cuerpo sin la transformación del alma no puede dar un resultado positivo estable. Al contrario, puede simplemente agravar el destino de la persona sanada y del sanador también.*

»Después Yo “cristalicé” un Cuerpo Espiritual gigante. Con esta Manifestación Yo les recibí por primera vez en este sitio de poder y luego les ayudé con el proceso de la limpieza de sus cuerpos.

»La siguiente etapa de Mi desarrollo espiritual fue la etapa de la Unión con Tao. Luego Yo tenía que dominar el estado del Gran “No yo”. Había que aprender a mantener este estado no sólo durante varios minutos u horas, sino que volverse éste.

»Esto era el no actuar del “yo”.

»Esto era el no pensar del “yo”.

»Era la reciprocidad total en la Morada de Tao.

»Era la cognición del Gran Extremo, del Origen Primordial, del Océano de Tao.

»El Gran “No yo” era ahora el Océano de Tao en la Profundidad Primordial y en cada parte de Mi cuerpo.

»Yo aprendí a ser el Océano de Tao que llena desde adentro todo lo manifestado, todo lo que tiene forma o no.

»¡Este estado llegó a ser total! La Beatitud del Sutilísimo estaba en todo, pero “yo cómo antes” no estaba.

»Todo sumergido en el Océano se llena de Éste, similar a un jarro sumergido en el agua.

»Yo quisiera regalarte el estado del Gran “No yo” conectado con el cuerpo físico. Es un estado cuando todas las partes del cuerpo, purificadas del “yo”, están sumergidas en el Océano de Tao, y llenadas con Su Gran Tranquilidad.

»Si uno vive así, entonces el siguiente paso es fácil. Queda por hacer muy poco: percibir este Gran “No yo” como el único “Yo” existente de Tao. Para hacerlo, hay que formar un Cuerpo Inmortal gigante, lo que ustedes llaman el estado del “Crecimiento Completo en el Creador”. Se puede hablar en este caso sobre “el aspecto dinámico del Nirvana en Tao”: la habilidad de actuar desde el Primordial y Universal, desde Tao.

»Yo lo conocí y Me volví el Maestro de Tao.

—Huang, ¿Tú tenías muchos discípulos?

—No, no muchos: decenas, no centenas. Yo enseñaba a aquellos que estaban cerca y a esos pocos que fueron traídos por Dios. A uno de Ellos ustedes conocen. Su nombre es Han.

»Luego Yo dejé a las personas la Enseñanza y después ayudaba a muchos de ellas desde Mi estado no encarnado. Estoy feliz que haya ayudado y sigo ayudándoles a ustedes.

»¡Yo amo a todos ustedes; son Mi primavera!

Huang muestra pagodas chinas, a un taoísta de edad madura que edifica moralmente a su estudiante. Los jardines. La belleza hecha por manos…

—Tal ambiente es favorable para la cognición de Mí.

»¡Yo soy la Belleza! Y la reflexión de esta Belleza es la belleza de las personas que lograron la cognición de Mí.

»También quiero destacar que a través de la cognición de la belleza hecha por manos uno puede acercarse a la cognición de Mí.

Huang muestra “las casas de té”, las sendas en el parque donde necesariamente el agua murmura y los lotos florecen…

—Esta belleza hecha por manos le sumerge a uno en la tranquilidad y a través de la tranquilidad, en Mí. Yo quiero que así sea en toda la Tierra: que la tranquilidad trasparente sumerja a las personas en Mí.

—¿Y la belleza de la naturaleza?

—Pero existen personas que viven en las ciudades y casi nunca van fuera de éstas. Ellos pueden tocar por lo menos ligeramente la Belleza de Tao a través de la belleza hecha por manos.

»Y presta atención: ¡la belleza de las almas es también la belleza más alta hecha por manos!

 

Tao Te Ching Huang Di Lao Tsé Huang Han